Corría el mes de agosto del 2006, cuando por sorpresa nos enteramos que uno de los jugadores más cotizados del panorama futbolístico, como es el sevillano Joaquín Sánchez, fichaba por el Alba, por imposión del por aquel entonces mandatario verdiblanco, Manuel Ruiz De Lopera.
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Foto Marca.com |
El del Puerto de Santa María, cogió su coche, y llegó en tiempo y forma a la capital manchega. Se hizo fotos en la catedral y en el centro de la ciudad (hay testigos presenciales). Y luego fue al Carlos Belmonte, pero no entró a concretar la cesión porque había habido un cambio de orden y ya no tenía que concretar la cesión, debía regresar a Sevilla.
Cuando Joaquín emprendió el viaje, Aurelio Sánchez, padre de Joaquín, se dirigió a los directivos del Valencia para explicarles la situación. Los dirigentes valencianistas mandaron a una abogada a Albacete para que asesorase a Joaquín en todos sus pasos. Después del ‘paripé’ y el bochorno que le hizo pasar Lopera, Joaquín regresó a Sevilla en su coche, acompañado por la asesora del Valencia. Llegó a las tres de la madrugada extenuado, enfadado, indignado, humillado por el capricho de ‘Don Manué’ después de meterse casi 1.000 kilómetros en unas horas.
En todos los medios se daba como oficial el fichaje de Joaquín por el Valencia, el dueño del Betis mandó cedido al Albacete a Joaquín, mientras cerraba con el Valencia el traspaso del extremo de El Puerto de Santa María en 25 millones de euros, mientras el Valencia esperaba la recepción del fax por parte de la Federación, Joaquín estaba viajando a Albacete para cumplir con el capricho de su presidente.
El ‘Alba’ aceptó la cesión
Todo empezó hace días atrás, cuando las negociaciones entre Valencia y Betis se encontraban en su punto álgido. Manolo Montparlet, con don Manuel Ruiz de Lopera, a su vera, llamó a Antonio López Alfaro, director deportivo del Albacete. “¿Queréis llevaros cedido a Joaquín?”. Antonio creía que se trataba de un imitador, de una broma. Escuchó la voz de ‘Don Manué’ que le pasó con Manolo Montparlet, su director deportivo, para que le repitiese la propuesta. Antonio miro el móvil y comprobó que la llamada era desde el móvil del Montparlet.
El director deportivo del Albacete aceptó la cesión. “Para que lo castiguen en el Pontevedra, nos lo quedamos nosotros aquí castigado”, Antonio en ese mismo momento, aún alucinado con el mejor fichaje que hiciera nunca el Albacete. Acabo de hablar con Antonio (gran tipo y buen amigo mío de su etapa del Extremadura y no quiere hacer declaraciones por respeto al Valencia, pero me ha dicho que cómo no iba a aceptar la cesión de futbolista como Joaquín, que, primero, pensarían que no sabe de fútbol y segundo, rompería las excelentes relaciones que mantiene con el Betis). Llegó a haber faxes intercambiando documentos con la conformidad de la cesión del bético al Albacete. El Betis no se volvió a poner en contacto con el Albacete desde aquella llamada y ahí quedó la cosa.
Joaquín no sabía nada del tema. Se daba la circunstancia que Lopera podía mandar a sus jugadores a cualquier equipo del mundo si le apetecía, porque así rezaba una cláusula en todos los contratos de los futbolistas del Betis, cláusula que Lopera obligaba a firmar a todos sus jugadores al redactar sus contratos.
Eran las dos de la tarde del jueves. Joaquín viajaba en su nuevo deportivo hacia Albacete. El fichaje del Valencia estaba cerrado. El acuerdo era total. Sólo faltaba un fax del Betis al Valencia y Lopera lo mandó de forma incorrecta, dicen que varias veces, (pudo ser un fax sin firma, o en otros términos, en definitiva con errores, para evitar la conclusión del acuerdo) para ganar tiempo.
El Valencia se vio obligado a subir su oferta inicial de 15 millones de euros más Regueiro por la oferta superior que había presentado el Olympique de Lyon y finalmente cerrará el traspaso en 25 millones de euros.
Aún así, Lopera hará sufrir a Joaquín hasta el final y su intención es impedir por todos los medios que juegue el sábado a primera jornada de Liga con su nuevo equipo contra su Betis. Esta mañana, Irureta, presionado por Lopera, por supuesto, le incluyó en la lista de convocados del Betis para viajar al Valencia, horas más tarde le ha desconvocado. Joaquín, que iba a ser presentado en Mestalla hoy a las 13:00 horas, pasó ayer uno de los peores días de su vida y hoy también ha sufrido de lo lindo. Su mujer, que está embarazada casi de nueve meses, a punto de dar a luz, también sufrió. Ante la imposibilidad de desplazarse en avión, estaba a punto de viajar en carretera ayer a Valencia con el padre de Joaquín y suspendió el viaje súbitamente, esperando nerviosa e impaciente que su marido regresara del ‘viajecito’ que le preparó ‘Don Manué’ a Albacete.
Joaquín finalmente acabó jugando en el Valencia, donde jugo cinco temporadas, siendo posteriormente traspasado al Málaga.
Pasados unos días, hacía estas declaraciones a Enrique Ortego en el diario ABC, respecto a lo sucedido.
-Un buen guión para una novela de intriga o para una película de buenos y malos.
-Más para una película. Sería un éxito en taquilla. Nunca podía pensar que iba a vivir una situación parecida. Fue larga de... Si la lleváramos al cine veríamos imágenes inimaginables, que ni yo, que era uno de los protagonistas, podía pensar que eran reales.
-¿La imagen que más le impactó?
-La de mi viaje a Albacete. Me dice el presidente que me manda cedido... Y ahí me ves a mí en mi coche nuevo, solo, conduciendo cinco horas y media. Trataba de no pensar, de no darle vueltas. Hablaba por teléfono con mi familia, con mis asesores... Con el manos libres, por supuesto. Llegué a las oficinas del Albacete y allí no me esperaba nadie. Estaba todo cerrado. Eran las siete de la tarde. Llamo a un notario para que tome fe de que he estado allí. Yo solo me reía cuando me hacía las fotos. ¿Qué pintaba yo allí? Y luego vuelta a Sevilla. Otra vez al coche. Once horas al volante para nada.
-Bueno, para algo sí, para evitar que le impusieran una multa de tres millones de euros.
-Eso sí, estaba claro que en mi contrato y en todos los que firma Lopera hay una cláusula que dice que nos pueden ceder a donde él quiera. No es legal, pero yo la firmé, como todos. Pero a un trabajador no se le puede mandar a trabajar a un sitio contra su voluntad por mucho que venga en su contrato.
-¿Y cómo fue que se echó la manta a la cabeza y se fue a decirle a Lopera que quería dejar el Betis?
-Porque creo que había llegado mi momento. Antes nunca lo había pensado. Se había hablado mucho, pero yo siempre estaba convencido de que mejor que allí no podía estar en ningún lado.
No es que estuviera acomodado, como han dicho algunos. Es que yo era feliz en el Betis, ganaba un buen dinero, pero llevaba tiempo con la idea de marcharme y aún sabiendo a lo que me exponía me fui a decirle al presidente que me quería ir. Existía el interés del Valencia. Él me dice que no me quiere vender. Y así empieza todo.
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