Fui el “culpable” del viaje del presidente de la Generalitat a Albacete. También le acompañé a Ayna, con Benjamín Palencia, y le asombró la belleza del pueblo.
Tarradellas en Albacete el 12 de septiembre de 1978 |
En una de mis múltiples escapadas de Albacete a Madrid, en 1978, estaba yo en el vestíbulo del Hotel Palace, donde recalaban muchos diputados del Congreso. Yo esperaba a alguno de Albacete, pero, de pronto, aparece por la puerta el “honorable” Josep Tarradellas, el histórico político catalán, recién regresado del exilio para ocupar la presidencia de la Generalitat, todavía provisionalmente. Le abordé con educación y decisión y se paró para hablar conmigo, ante la sonrisa de su jefe de Prensa. Fueron sólo dos o tres preguntas, pero suficientes para la que se armó con sus respuestas.
Se estaba discutiendo lo del “café para todos” de Adolfo Suárez y su ministro Clavero, una herencia de ruina que nos dejó: el despilfarro autonómico. Sí, el responsable de esta ruina, que llega hasta hoy, fue Suárez, al que han llorado como gran gobernante. Como no se atrevía a parar las ambiciones autonómicas de catalanes y vascos, se le ocurrió que todos fueran autonómicos, muy fácil. Pregunté a Tarradellas sobre esta cuestión y dijo que Cataluña no era igual que La Mancha, por poner un caso, a la hora de planificar la autonomía. No lo dijo despectivamente, doy fe, pero fue malinterpretado por los mendrugos políticos de siempre.
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Foto Facebook Sebastián Moreno |
A principios de septiembre, antes de la Feria, me llama el presidente de la Diputación de Albacete y alcalde de Hellín, mi amigo Daniel Silvestre Morote (detrás de Tarradellas, en la primera foto) y me dice que había enviado invitaciones rutinarias a todos los presidentes de Diputación, esas tarjetas protocolarias a las que nadie hace caso. Me cuenta, sorprendido, que Tarradellas ha contestado que estará encantado de acudir a la Feria de Albacete. “Debe ser por lo de tu entrevista”, me dice. Notición al canto.
Llega el día 12, en el cogollo de la Feria, y se presenta el honorable, con su mujer, Antonia Maciá, y un séquito grande de políticos y periodistas catalanes. Se le recibe en la Diputación (en la foto de Antonio Sáiz). Por la tarde, a los toros -por la fecha sería una de las mejores corridas, el experto José María Mondéjar sabrá quiénes toreaban-. En Tarradellas no había más intención -así me lo dijo- que demostrar su buena voluntad, compartir sus cosas con el pueblo albaceteño, que ha nutrido de emigrantes a Cataluña, durante mucho tiempo. Lo dejó claro.
Al día siguiente, desayuno privado con él y su mujer -éramos sólo tres o cuatro- en el Parador de Turismo, donde se alojaba. Recuerdo, que, asombrado, por la que habíamos liado, me preguntó: “¿Por qué tiene usted tanto interés por Cataluña?” Le contesté con una simpleza, pero real: tengo familia que vive allí.
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Foto Facebook Sebastián Moreno |
Ese día visitamos la localidad serrana de Ayna. Nos acompañó el pintor albacetense, mi amigo Benjamín Palencia, una de las glorias artísticas del siglo XX. Recuerdo que compartimos los tres la perspectiva, desde un mirador sobre el pueblo y el río Mundo. Los dos estaban extasiados por tanta belleza. (Javier León Herrera, que es de alli, sabe de qué escribo).
Tarradellas me recomendó que cuando fuera a Cataluña le visitara. Y lo hice en una ocasión. Y me guardo una opinión personal suya sobre el político Jordi Pujol -que le sucedió en la presidencia de la Generalitat- que no le gustaría mucho al político de los trinques en forma de herencia. No se equivocó. Tal como están las cosas, Tarradellas, probablemente el político más brillante de la historia de Cataluña, hoy sería tachado de traidor. El propugnaba una Cataluña autocrítica, capaz de entender al pueblo español e integrarse en España en un ambiente de concordia con todos sus pueblos. No le gustaban los victimismos y los prejuicios nacionalistas con el Estado español, culpando siempre al Gobierno central de los problemas del pueblo catalán. En fin, nada que ver con los políticos cutres de hoy.
Por Sebastián Moreno 

En relación a lo que Sebastián nos cuenta, no puedo menos que aportar los datos de la corrida de toros a la que asistió Josep Tarradellas.
- Corrida de Toros del día 12 de septiembre de 1978.
- Reses de la ganadería de Marqués de Domecq y Hermano.
- Ángel Teruel. (Protestas y aplausos)
- José Mª Manzanares. (Ovación y aplausos)
- El Niño de la Capea. (Pitos y palmas)
- Corrida insulsa la cuarta de la feria de Albaceteña, la que asistió el presidente de la Generalidad de Cataluña Josep Tarradellas. Toros del Marqués de Domecq y Hermano, de Jerez de la Frontera, sosos. Ángel Teruel, que banderilleó a su primero, tuvo momentos espléndidos con la muleta en el cuarto. Protestas y aplausos que escuchó desde el tercio. Manzanares, ovación y aplausos. Niño de la Capea recibió al suyo de rodillas, desluciendo su labor con la muleta; en el último, compuesto con la franela. Acabó muy bien con sus dos enemigos de sendas estocadas. Pitos y palmas.
Además de Tarradellas, aquella tarde de Toros en la Feria de Albacete del 78, también los asistentes pudieron ver a;
MARIVÍ ROMERO. Hija del director del periódico "PUEBLO" Emilio Romero y conocida crítica taurina por estos años. |
JOSÉ MARÍA ÍÑIGO GÓMEZ Natural de Bilbao, es periodista, locutor, actor, escritor y presentador de televisión. |
Y como no, los toreros, verdaderos protagonistas de lo que en la Chata ocurría y motivo por el que se llenó la Plaza aquella tarde.
JOSÉ MARÍA MANZANARES |
ÁNGEL TERUEL |
EL NIÑO DE LA CAPEA |
Mondéjar Foto
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