En “La guerra de las putas” había que hacer propaganda del negocio, que la Feria llegaba en cuatro días y con ella, la clientela.
“Y había empezado a recibir en su casa, sólo a señores escogidos (“y como usted es tan de ley por eso se lo cuento”) y hasta en un descuido les soltaban las señas:
- Entre la C/ Santa Quiteria y la C/ el Sol, pegandico a la casa la Careta.
Después de todo vicio había de sobras, aunque la posguerra aún colease por encima de las mesas. Y con más motivo, ahora cuando ya la Feria se veía venir por los arrabales de Chinchilla y los olores de fritanga y de cuerva estaban cogiendo sitio para instalar las botillerías y los trastos de montarse los chiquillos.”
Extracto del libro LA GUERRA DE LAS PUTAS de Josefa González Cuesta.
La posguerra Con Sabor a Albacete
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